Reencuentro de la música con la tradición
Totora vivió tres históricos días con melodías en piano
Obras de autores como Beethoven, Chopin y Brahms, fueron interpretadas
junto a cuecas y aires indios de compositores bolivianos, llenando con
sus melodías los antiguos edificios de la localidad declarada Monumento
Nacional.
J. Novillo Guzmán
(October 8, 2004)
Totora nuevamente días en los que murió el silencio. Desde el
viernes, 27 de agosto, la localidad vivió jornadas épicas en su historia
cultural, pues el Primer Festival Nacional de Piano invadió el colonial
pueblo con sus notas musicales, más de medio centenar de intérpretes y
por lo menos 300 visitantes, recuperando así el piano después de casi
medio siglo.
A más de 140 kilómetros de la ciudad, en el evento cultural
participaron músicos de 11 a 25 años, divididos en tres categorías y
provenientes del Instituto Eduardo Laredo de Cochabamba, el
Conservatorio Nacional de Música de La Paz, la Escuela Luis Felipe Arze,
también de la ciudad del Illimani, además de una pléyade de artistas
invitados como la japonesa Noriko Tachikawa y la rusa Irina Efanova.
Del viernes al pasado domingo, piezas clásicas de autores como
Beethoven, Chopin y Brahms, fueron interpretadas junto a cuecas y aires
indios de compositores bolivianos como G. Arce y A. Palmero, llenando
con sus melodías los antiguos edificios de la localidad declarada
Monumento Nacional. Algo destacable fue la intervención de
los estudiantes del Conservatorio Nacional de Música. Menores como
Jorge Nava, Gabriela Ruíz, Carlos Tejada y Masaru Sakuma, todos de la
delegación paceña, brillaron por sus dotes en las teclas.
Los artistas realizaron una especie de "calentamiento musical" en el
domicilio de Hernán Rivera Unzueta (quien propuso la realización de la
actividad al Concejo Municipal) y el teatro Jorge Escobar Sánchez, antes
de su presentación oficial en la Casa de la Cultura Augusto Guzmán.
Los músicos compitieron por el Piano de Oro, Plata y Bronce, siendo
elegidos por un jurado compuesto por distinguidas personalidades de la
música, como los profesores Jaime Mamani, Virginia Alba y Wendy
Asturizaga.
Totora recibió a sus visitantes vestida de gala, con una Plaza Principal
prácticamente nueva, una Catedral reconstruida en los últimos detalles y
decenas de sus hermosas casas restauradas al más puro estilo de su
arquitectura original.
El pueblo que sufrió un terremoto hace cinco años, y donde poco antes
del desastre se filmó la película "El día en que murió el silencio",
recuperó una parte del gran movimiento comercial que allí tenía lugar
por ser en su tiempo el mayor centro distribuidor de coca en Bolivia.
La característica del buen anfitrión fue común en todos los totoreños,
quienes aprovecharon la fiesta del piano para iniciar otras propias del
charango, la guitarra, el acordeón y el uchuco (plato típico hecho con
ají y varios tipos de carne).
Muy querendones de su tierra y del nuevo impulso cultural y turístico
que viene tomando, los totoreños anunciaron que se institucionalizará el
Festival Nacional del Piano siendo complementado por otras actividades.
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