LA NOCHE MAS NEGRA
Por Jose Novillo Guzman
Los pobladores de Totora, aun no pueden
reponerse de los danos personales y fisicos que provoco el
devastador movimiento sismico, que dejo una ciudad
semidestruida y un futuro incierto para sus habitants.
Fue un Viernes 22 de Mayo por la
madrugada, cuando la gente como ocurre cotidianamente, se
habia retirado al sueno reparador, luego de haber cumplido
con la faena diaria, que en un pueblo con las
caracteristicas que tiene Totora, por lo general esta
dedicada a la agricultura, a la manufactura casera, al
comercio o a las labores de casa. Nada hacia
presagiar, que esa noche, vivirian una de las peores
pesadillas de su vida que quedaria grabada en sus mentes por
mucho tiempo o por el resto de sus vidas.
Cerca de la medianoche, el pueblo fue
sacudido primero por un movimiento leve procedido por un
fuerte ruido que provenia de las entranas de la tierra.
La gente desperto alarmada, no sabia lo que estaba
ocurriendo. Primero atribuyeron los ruidos provocados por el
temblor, a la presencia de ratas en los tumbados, o de algun
otro animal que corria por los techos. Pasaron algunos
minutos, el fenomeno se repitio, esta vez con mas fuerza.
Las paredes se mecieron en un contorneo como un barco que
navega en un mar calmado.
La inicial incertidumbre, se convirtio
en temor, la gente comenzo a reacionar, aunque como es
natural se limitaron a preguntarse con su familia, que
estaba pasando. Fue en esas circunstancias que
sobrevino el terremoto. El pueblo se sacudio, como si
estuviera tendiendo una sabana, los aleros y luego lo techos
de algunas viviendas comenzaron a desplomarse, las paredes
a rajarse, las luces se cortaron y sobrevino el panico
generalizado.
Por doquier se scuchaban gritos de
auxilio, de desesperacion, de impotencia en muchos casos.
La gente reacciono de inmediato, los padres tomaron primero
a sus hijos, lograron alcanzar algunas linternas si es que
las poseian, y salieron a las calles como poseidos por el
Diablo. Todo era confusion y desorden, la gente caminaba a
tientas en la lobreguez de la noche y solo atinaron a buscar
como eventual refugio, la plaza principal o plazuelas
proximas a sus casas. En Totora existen por lo menos
cinco plazuelas que se utilizan como lugares de
comercializacion, todas ellas sirvieron como eventual
refugio.
Las preguntas ivan y venian, nadie
podia explicar lo que pasaba. Mucha gente, nunca habia
escuchado de un terremoto y menos esperaban que les
afectara. La mayor parte de la gente se habia
congregado en la plaza, frente al templo de San Salvador.
Solo atinaban a elevar plegarias, pidiendo que el sismo
cese.
Con la luz del dia sobrevino el
recogimiento. Todos pudieron ver a su alrededor el
desastre provocado por el sismo, los edificios de la plaza
principal en su mayoria semidestruidos, el resto de las
casas con profundas rajaduras, con inminente riesgo de
desplomarse. Nadie puede volver a ellas, sin correr el
riesgo de perder sus vidas.
Los temblores se sucedian a cada
instante, ocacionando que el temor aumente, lo que les
abligo a buscar un lugar donde hubiera menos peligro.
A instancias del parroco y por su propia iniciativa, se
trasladaron frente al Hospital Aurelio Melean, donde
formaron sus eventuales moradas, a la intemperie primero, en
carpas improvisadas y mejoradas despues con la ayuda que
llega desde el interior y exterior del pais.
Pasada la etapa del temor, de la
emergencia ahora todos piensan en la reconstruccion de
Totora. Nadie o por lo menos la mayoria quiere
abandoner su tierra natal, por el contrario, piensan hacerla
resurgir y de ser posible que recobre su splendor.