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Totora: Todo Santos 2005

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PARA LA PAGINA TOTORA .ORG, Y PARA QUE TODOS RECUERDEN
 QUE ALGUNA VEZ GANARON URPUS: 



La fiesta de las wallunk'as
 más altas del mundo


José A. Novillo Guzmán


 Dicen las malas lenguas, que Totora tiene los
columpios más altos del mundo, o al menos del
continente, que siguiendo una tradición ancestral -que
se remonta a la época de la colonia- se instalan en
medio de calles estratégicas donde acude la gente del
pueblo, para celebrar la fiesta de Todos Santos y que
se prolonga hasta la festividad de San Andrés. En este
caso, son las calles Sucre y Santa Cruz, las elegidas
como el centro de celebración de esta costumbre.
Los columpios de Totora, tienen una altura de entre
seis a ocho metros y tienen como base dos largos
troncos generalmente de eucalipto, que son
especialmente seleccionados por expertos en la materia
que son también los encargados de su afirmación, en
una ceremonia que casi siempre va acompañada de la
famosa "ch'alla".
Primero se pintan de colores los troncos, se adorna la
parte superior con flores, coronas y otro tipo de
orlas y luego se afirma el tronco del que pende el
columpio propiamente dicho, generalmente formado con
lazos de cuero resistentes.
Una vez que todo está listo, un enjambre de personas
procede a hacer "parar" el columpio, ayudados por
escaleras y tablones que se colocan previamente en
profundos hoyos que sirven de base. Luego se lo sujeta
firmemente con tirantes, también de lazos de cuero.
Para evitar que los troncos se cimbreen o corran el
riesgo de caer.
A partir de ese momento, comienza la fiesta de las
wallunk'as como se denomina en quechua, en la que las
más osadas jóvenes de diferentes clases sociales
demuestran su temple y carácter y mecerse en columpios
de esa altura. Todas ellas se ponen en manos de una
pareja de jóvenes, generalmente pretendientes o
admiradores, que las mecen a grandes alturas hasta que
se escucha la palabra "basta", que constituye en
realidad una orden, para frenar el balanceo a las que
están sujetas.
Mientras ello ocurre en los columpios en la casa del
eventual pasante de la fiesta, o en los locales
aledaños resuenan las coplas de Todos Santos, con
estrofas picarescas que son coreadas por los
presentes, mientras se sirve chicha y todos tipo de
bebidas en abundancia, acompañadas por exquisitos
bocados que se preparan para la ocasión.
No faltan los grupos de jóvenes, que al son de
guitarra, charangos y bombos, también corean estrofas
picarescas muchas veces son fruto de la inventiva de
los actores del momento, con el coro tradicional de:
"Todos santos manta, hay palomitay, San Andresman
Quilla, por vos viditay".
La wallunk'a es una fiesta de jóvenes referida a la
fertilidad, que se desarrolla en los valles
cochabambinos durante todo el mes de noviembre, mes
crítico de transición a la época lluviosa en el
calendario agrícola andino, en el que deberán brotar y
germinar las semillas derramadas en la reciente
siembra. Por lo anterior, el antropólogo e
investigador José Antonia Rocha, señala que esta
tradición está sujeta a la supervivencia del modo de
producción agrario.
En su criterio, esta fiesta simboliza el vaivén de la
vida misma y además es aprovechada para que nuevas
parejas comiencen relaciones afectivas que, más tarde,
culminarán en el matrimonio, luego de un proceso de
conocimiento previo, también llevado a cabo en otras
celebraciones tradicionales.


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  Todos Santos en Totora

 José A. Novillo Guzmán

Muchos días antes de la celebración de la fiesta de
Todos Santos, la gente del pueblo se apresta a vivir
ese acontecimiento religioso que en Totora, tiene dos
características: La primera la veneración a las almas
de las personas que dejaron este mundo y la segunda,
la parte festiva con el rito de las tradicionales
"hualluncas" (columpios).
Los dolientes, sobre todo de quienes perdieron a sus
seres queridos en el curso del año, desarrollan
intensa actividad para preparar las denominadas "mesas
o mast'akus" en las que colocan la foto del muerto,
rodeada de una serie de golosinas que elaboran con
esmero y con la anticipación necesaria. de modo que no
se les escape ningún detalle.
Se trata en realidad de platillos y frutas, masitas,
tantahuahuas, golosinas y la infaltable chicha que en
vida compartía el muerto con amigos y familiares.
Es alrededor de esta "mesa" donde familiares, amigos y
conocidos acuden desde las 12.00 horas del primero de
noviembre -hora que según la tradición las almas
vuelven nuevamente a este mundo- para recitar
oraciones y cantar alabanzas en homenaje del difunto.
Las mesas permanecen tendidas hasta las 12.00 horas
del día siguiente, ocasión en que se realiza una nueva
ceremonia en la que, los dolientes distribuyen todos
los alimentos entre las personas que se encuentran
presentes hasta esa hora, como un reconocimiento a las
plegarias elevadas por el alma de su pariente.
A partir de esa hora, todo el pueblo -o al menos la
mayoría de los pobladores- se traslada al cementerio
general, localizado en el extremo este del pueblo,
subiendo empinadas calles, donde se encuentran
sepultados los muertos. En el espacio de la entrada se
encuentra un primer bloque donde se encuentra los
nichos de perpetuidad, y en una segunda donde existen
rústicas "tumbas" construidas en el suelo en base a
adobe y en algunos casos con cemento.
La gente se reúne alrededor de ellos, adornándolos con
guirnaldas, banderas de papel color lila, cruces y
otros implementos, en medio de un coro de letanías que
pronuncias grupos de chiquillos que acuden a rezar
para ganarse unos "urpus" o panecillos elaborados por
lo general con figuras de aves. Muchas veces incluyen
otras golosinas y también "tantahuahuas" panes con
forma de muñecas.
Las letanías son plegarias con las que tanto fieles,
como los integrantes de los improvisados coros,
pronuncian en honor de Dios, de la Virgen o de los
santos. Para las personas mayores que acuden a decir
una o más plegarias en honor de los difuntos, reciben
un bocadillo y una tutuma de chicha que por lo general
se repite de "tumba en tumba".

En el cielo hay un pilar
labradito de plegaría
que lo labró San José
para la Virgen María

Alabado santísimo
sacramento del altar
y la Virgen concebida
sin pecado original

 
A medida que va transcurriendo la tarde, la gente
abandona el cementerio, para trasladarse a la
huallunka más cercana, donde ya no se ora ni se reza,
sino más bien se da rienda suelta a la alegría, pues
allá las letanías se transforman en música ya sea de
un parlante o de eventuales grupos que al son de una
guitarra y de un charango interpretan picarescas
coplas propias de la festividad de Todos los Santos,
en la que el consumo de bebidas alcohólicas resulta un
ingrediente infaltable.


Desde la lunita
hasta la lomita
a mi no me quitan
a mi palomita

 


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Last modified: June 01, 2009